Lluvia de estrellas: Guía de observación
¿Quién no se ha visto sorprendido una noche cualquiera por una estrella fugaz? A lo largo de un día son varias las estrellas fugaces que surcan el cielo y este número se ve multiplicado durante una lluvia de estrellas. Prácticamente todos hemos hecho planes algún verano para salir al campo y observar las famosas Lágrimas de San Lorenzo, ¿verdad?
En este monográfico hablaré de las lluvias de estrellas. Cómo se producen, por qué son periódicas o cuál es el proceso de formación de una estrella fugaz son algunos de los aspectos que trataré. También daré algunos consejos para observarlas de la mejor manera posible.
Introducción a las lluvias de estrellas
A lo largo del año hay decenas de lluvias de estrellas. Unas son más famosas que otras. Seguramente os suenen las ya mencionadas «Lágrimas de San Lorenzo» o Perseidas, pero tal vez no hayáis oído hablar de las Alfa Monocerótidas, por ejemplo. Tan solo son dos de las muchas lluvias de estrellas que tienen lugar a lo largo del año.
El hecho de que una sea más conocida que otra depende de varios factores como por ejemplo la fecha en la que se produzcan o la actividad meteórica que presenten. Sin embargo, algo que tienen en común todas ellas es que son periódicas anualmente y que tienen lo que se conoce como cuerpo progenitor, es decir, un objeto que las produce.
Se podría decir que la unidad básica que compone las lluvias de estrellas es la estrella fugaz o meteoro. Así que considero que lo primero que se debe comprender es cómo se forman estos meteoros independientemente del enjambre o lluvia de meteoros a la que pertenezcan.

¿Cómo se forma una estrella fugaz?
Para que se produzca una estrella fugaz deben existir dos elementos:
- Una partícula sólida, llamada meteoroide, situada fuera de la Tierra.
- Una atmósfera para que el meteoroide interaccione.
El detonante de todo viene dado por la fuerza de gravedad de nuestro planeta. Ella es quien atrae todo lo que se encuentra en sus inmediaciones. A medida que aumenta el tirón gravitatorio, la velocidad de la partícula se incrementa hasta que finalmente entra en la atmósfera terrestre. Esta velocidad de entrada es extremadamente alta: del orden de decenas de km/s. Por suerte, nuestra atmósfera es lo suficientemente densa como para frenarlos en la inmensa mayoría de los casos.
Frenado y calentamento
Ese frenado se lleva a cabo mediante la fricción atmosférica, lo que provoca un calentamiento del meteoroide. Al ser la velocidad de entrada tan alta, el calentamiento también lo es: la temperatura suele superar los 4.000º C. La combinación de la fricción y las altas temperaturas alcanzadas provoca que el meteoroide se vuelva incandescente. Las altas temperaturas alcanzadas hacen que la región de la atmósfera que atraviesa el meteoroide se ionice, haciendo que esa zona brille de un color que viene determinado por la composición del meteoroide y los componentes atmosféricos que entran en interacción.
El cilindro luminoso que se genera debido al brillo atmosférico provocado por el paso del meteoroide es lo que se conoce como meteoro o estrella fugaz. El meteoroide se va desintegrando conforme se va adentrando en la atmósfera y en ocasiones se puede llegar a apreciar una fragmentación o incluso un rastro de humo que puede durar incluso varios minutos.
El tamaño de los meteoroides
Los meteoroides pueden tener distintos tamaños. Hay una regla no escrita que dice que un meteoroide tiene un diámetro de entre 0,1 mm y 50 m. Por encima de ese tamaño estaríamos hablando de asteroides o cometas; por debajo, de polvo cósmico. Directamente relacionado con el tamaño de un meteoroide está el brillo del meteoro, que se puede clasificar en tres grupos:
- Bola de fuego: meteoro cuya luminosidad es superior a la de la Luna llena (magnitud < -12,6) y que es producido por un meteoroide cuyo tamaño es del orden del de un balón de baloncesto o superior.
- Bólido: meteoro con una luminosidad superior a la máxima luminosidad de Venus visto desde la Tierra (magnitud < -2,9) cuyo meteoroide puede tener el tamaño de una manzana.
- Estrella fugaz: meteoro de una luminosidad inferior a la de un bólido (magnitud > -2,9) cuyo meteoroide puede ser del tamaño de un grano de arroz.

El color de los meteoros
Además del brillo, a los meteoros también los define su color. En una noche oscura es algo que puede llegar a apreciarse a simple vista, aunque en fotografía es donde mejor se manifiesta. Este parámetro nos da indicios de qué elementos químicos predominan en el meteoroide una vez se han eliminado los colores correspondientes a la composición atmosférica. Tras hacer esta corrección, estos colores de meteoro indican la composición mayoritaria del meteoroide:
- Anaranjado: Sodio.
- Amarillento: Hierro.
- Verdoso: Magnesio.
- Violeta: Calcio.
- Rojo: Nitrógeno u oxígeno.
Teniendo en cuenta que los meteoros se forman a alturas de 80-100 km, resulta interesante hacerse a la idea de la energía que se libera desde algo que tiene el tamaño de un grano de arroz en el caso de una estrella fugaz típica. La energía liberada es enorme ya que la velocidad y la temperatura alcanzadas también lo son.
¿Y el meteorito?
Únicamente en el caso de que algún fragmento del meteoroide sobreviva a la fricción atmosférica, quede depositado en la superficie de la Tierra y posteriormente sea recuperado, es cuando podemos hablar de meteorito. Como dato curioso, cada día la Tierra recibe unas 100 toneladas de materiales extraterrestres en forma de polvo de meteoroide. Sí, ¡cada día! El 99% de esta cantidad es polvo producido a raíz de la desintegración de meteoroides.
Es fácil comprender que es un error tratar a las lluvias de meteoros como lluvias de meteoritos. Por desgracia, todavía es común leer o escuchar esa mala nomenclatura para definir a estos eventos. La siguiente infografía extraída del blog MolaSaber resulta bastante aclaratoria para definir los conceptos de meteoroide, meteoro y meteorito:

Con todo esto, ya se ha expuesto la base para comprender el mecanismo que produce una lluvia de estrellas. Ahora, se detallará el hecho de que se produzcan en las mismas fechas todos los años.
La Tasa Horaria Cenital (THZ o ZHR)
La tasa horaria Cenital o THZ indica la máxima actividad teórica prevista para una lluvia de estrellas. Esto quiere decir que para dar la previsión se hipotetizan varios parámetros, a saber:
- Línea de horizonte totalmente despejada en todas las direcciones.
- Radiante situado el el cénit o punto del cielo situado sobre la vertical de nuestra cabeza.
- Ausencia total de contaminación lumínica.
Bajo esas condiciones una lluvia de estrellas podrá tener tantos meteoros por hora como indica el valor del THZ. Sin embargo, la realidad es bien distinta porque rara vez se dan esas condiciones: ni tenemos un horizonte plenamente despejado, ni la contaminación lumínica es cero y ni el radiante pasa por el cénit, aunque el algunos casos muy cerca de él.
Entonces, en la realidad, para una lluvia de estrellas el valor de meteoros a la hora suele ser aproximadamente la mitad de lo que nos indica el THZ.
¿Por qué una lluvia de estrellas se produce periódicamente?
Toda lluvia de estrellas está relacionada con un cuerpo progenitor: el cometa 109P/Swift-Tuttle en el caso de las Perseidas, el asteroide (3200) Phaeton en las Gemínidas, o el cometa 1P/Halley con las Oriónidas, entre otros. ¿Cómo actúan estos cuerpos para que las distintas lluvias de meteoros se produzcan en las mismas fechas año tras año?
Las órbitas de los cuerpos progenitores podemos considerarlas estables en un margen de tiempo del orden de miles de años. Estos cuerpos en su órbita alrededor del Sol van dejando un rastro de detritos a su paso, que no son otra cosa que meteoroides. La forma completa de tal rastro recibe el nombre de tubo meteórico y, como es lógico pensar, está distribuido a lo largo de la órbita del cuerpo progenitor.

Cuestión de trayectorias
La trayectoria de la Tierra, que también podemos considerarla estable, hace que nuestro planeta complete una órbita alrededor del Sol una vez al año. Y en su viaje, la Tierra atraviesa varios de estos tubos meteóricos. Cuando entra en uno de ellos, comienza la actividad de un enjambre de meteoros, y al salir, esta actividad cesa. En el momento de atravesar la mayor concentración de meteoroides del tubo meteórico es cuando se produce el máximo de la lluvia de meteoros.
Y como las órbitas tanto del cuerpo progenitor como de nuestro planeta son estables, la Tierra entra, sale y atraviesa el máximo del tubo en las mismas fechas, lo que provoca que las lluvias de estrellas se produzcan todos los años en los mismos períodos.
¿Cómo se nombra una lluvia de estrellas?
Para nombrar una lluvia de estrellas hay que definir un concepto llamado «radiante» ya que, en una lluvia de estrellas, todos los meteoros de ese enjambre parecen provenir de un punto del cielo. A ese punto del que parecen surgir se le denomina radiante y es una mera cuestión de perspectiva.
Si en fechas del máximo de actividad de la lluvia el radiante se ubica en la constelación de Perseo, al enjambre de meteoros se le denominará Perseidas; si está en Géminis, Gemínidas, por poner dos ejemplos. Un enjambre también puede nombrarse en referencia a una estrella y no a una constelación, como ocurre con las Alfa Centáuridas, relacionada con la estrella α Centauri; o las Delta Acuáridas, relacionada con la estrella δ Aquarii. Incluso su nombre puede estar relacionadas con una constelación descatalogada, como es el caso de las Cuadrántidas que hace mención a la antigua constelación de Quadrans Muralis.
La explicación del radiante es que el sentido de la Tierra en el momento de producirse el máximo de la lluvia de meteoros, está alineado con esa región del cielo. Esto quiere decir que las estrellas fugaces que surjan de este tubo meteórico, bajo nuestra perspectiva, parecerán proceder de esa constelación o estrella.
En la siguiente tabla extraída de la página del IMO podrán contemplar todas las lluvias de estrellas previstas para 2025:
Observar una lluvia de estrellas
Cuando observamos una lluvia de estrellas, lo más importante es abarcar la mayor parte de cielo posible y así poder ver la mayor cantidad de meteoros. Es por eso que no es recomendable usar instrumentos ópticos para observar este tipo de fenómeno astronómico.
Esto es así porque telescopios o prismáticos tienen la función de observar una pequeña región del cielo y aumentarla, y no nos interesa reducir el campo de visión. Por eso, descartamos instrumentos ópticos.
¿Cómo ver una lluvia de estrellas?
Como siempre, si se quiere disfrutar de un buen cielo nocturno, lo mejor es alejarse de luces de ciudades. De no poder alejarse demasiado, siempre se puede jugar con el terreno para que una montaña o bosque nos tape parte de la luz que emiten las ciudades. En definitiva, cuanto más oscuro sea el cielo, mejor.
Esto es así porque cuanta más oscuridad haya en el cielo, podremos vez objetos más débiles. Por lo tanto, en el caso de una lluvia de estrellas, cuanto más oscuro sea el cielo, más podremos llegar a ver ya que podremos apreciar también estrellas fugaces débiles que no veríamos en un cielo más iluminado.
La Luna es un factor que no podemos evitar y que nos iluminará el cielo contaminándolo lumínicamente, en este caso, contaminación lumínica natural. Entonces el disfrute de meteoros débiles estará relacionado con la fase de iluminación de nuestro satélite. Por eso, es de gran ayuda saber cuándo saldrá, cuándo se esconderá y cuánta iluminación tendrá. De este modo, cuando no haya Luna en el cielo serán momentos más óptimos para poder observar una lluvia de estrellas. Además, es preferible observarla unos días antes o después del máximo, con condiciones de Luna favorables, que en el momento del máximo si las condiciones son desfavorables.
Otro aspecto importante
Imaginad que el plan inicial es ira ver un rato una lluvia de estrellas y volver, pongamos, en una hora. Pero imaginad, que se topan con una lluvia de estrellas especialmente intensa y apetece quedarse más tiempo. Es por eso que hay que ir preparados y para ello, estos son algunos consejos:
- Ropa de abrigo. Aunque sea verano, porque por las madrugadas baja la temperatura mucho. Conviene llevar siempre ropa de más aunque finalmente no la usemos.
- Bebida. A ser posible caliente. Un termo es un buen aliado.
- Comida. Un bocadillo puede evitar que nos vayamos a casa si nos entra hambre tras largas horas de observación.
- Baterías. Es importante llevar el móvil cargado.
- Avisar. Es lo más importante de todo. Tenemos que decirle a alguien dónde vamos a estar observando. Así, en caso de algún imprevisto sabrán dónde buscarnos.
Y nada más que decir… Tan solo, ¡disfrutad de las lluvias de estrellas!