El corazón del cangrejo cósmico
Recuerdo la primera vez que observé al telescopio el primer objeto del catálogo de Messier, M1, la remanente de supernova conocida como nebulosa del Cangrejo situada en uno de los cuernos de la constelación de Tauro. Pueden haber transcurrido 15 años de eso. Estaba acostumbrado a verla en las imágenes del Hubble: se muestra como una maraña caótica de fibras de gas en tonos verdes y naranjas. Antes de poner el ojo en el telescopio ya sabía que no iba a poder apreciar los colores ya que se necesita mucha más cantidad de luz para excitar los conos de nuestra retina, y ante la escasa luz recibida debido a la lejanía, 6.500 años luz, son solamente los bastones los que se excitan, es decir las células fotosensibles de la retina que nos dan los valores de luminancia en escala de grises.
Cuando la vi, me sentí ligeramente decepcionado porque el objeto se mostraba de un tamaño inferior a la cabeza de un alfiler difícil de ver por su aspecto nebuloso. Con un poco de imaginación podía ver la forma ligeramente ovalada, pero no estoy seguro si fue así o simplemente fue sugestión por saber previamente el aspecto de aquel objeto. Luego, con más aumentos, sí que se podía intuir su forma más fácilmente, pero ni rastro de aquellas marañas caóticas que les contaba al principio. Días más tarde pude saber que la explosión de aquella supernova se pudo ver en los cielos del año 1054, incluso de día, y por la noche, su brillo se confundía con el de la Luna. Cada vez que volvía a verla a través del telescopio, la decepción era menor hasta el punto de disfrutar viendo aquella cabeza de alfiler de aspecto nebuloso. A dia de hoy, es uno de mis objetos favoritos.
Les cuento esto porque ayer el telescopio espacial Hubble (NASA/ESA) me sorprendió con una nueva imagen de M1, porque a diferencia de las demás en la que destacan los filamentos, en ésta únicamente se muestra la parte interna combinando tres imágenes de alta resolución tomadas con diez años de diferencia. En el centro de la nebulosa, que es lo que se aprecia en esta nueva imagen, se encuentra el núcleo de la estrella original transformado ahora en una estrella de neutrones con una masa similar a la del Sol pero comprimida en unas pocas decenas de kilómetros de diámetro que gira unas 30 veces cada segundo. En la imagen se puede apreciar hacia el centro, la situada más a la derecha de las dos estrellas brillantes.
El rápido giro de la estrella de neutrones se puede apreciar en la imagen, revelándose como un arcoiris situado en la zona más interna de la nebulosa. Este arcoiris de sutiles colores es debido al movimiento de material ocurrido entre el lapso de tiempo que separa las imágenes. El ojo bien afinado del Hubble también ha captado detalles del gas ionizado, apreciable en los tonos rojizos formando cavidades, filamentos y remolinos. Un brillo azul fantasmal rodea a la estrella de neutrones giratoria, brillo que es producido por los electrones que, a modo de tiovivo, giran inmersos en el poderoso campo magnético alrededor de la estrella a velocidades próximas a la de la luz. Todo esto produce dos chorros de luz cuyo haz está alineado con nuestro planeta y, a modo de faro, nos ilumina 3o veces por segundo. A este fenómeno se le conoce como púlsar.
Espero que disfruten con esta imagen, porque pocas veces podrán ver de una forma tan clara la zona más interna de una remanente de supernova.
Agradecimientos
- Davide de Martin.
Referencias
- Antonio Pérez Verde
- 08/07/2016
- 4 Comment
4 Comentarios