Lluvia de estrellas: Guía de observación

¿Quién no se ha visto sorprendido una noche cualquiera por una estrella fugaz? A lo largo de un día son varias las estrellas fugaces que surcan el cielo, y este número se ve multiplicado durante una lluvia de estrellas. Creo que todos hemos hecho planes algún verano para salir al campo y observar las famosas Lágrimas de San Lorenzo, ¿verdad?

En este monográfico les hablaré de las lluvias de estrellas. Cómo se producen, por qué son periódicas o cuál es el proceso de formación de una estrella fugaz son algunos de los aspectos que trataré. También les daré algunos consejos para observarlas de la mejor manera posible.

Introducción

A lo largo del año hay decenas de lluvias de estrellas. Unas son más famosas que otras. Seguramente les suenen las ya mencionadas «Lágrimas de San Lorenzo» o Perseidas, pero tal vez no hayan oído hablar de las Alfa Monocerótidas. Son tan solo dos de las muchas lluvias de estrellas que tienen lugar a lo largo del año.

El hecho de que una sea más conocida que otra depende de varios factores como por ejemplo la fecha en la que se produzcan o la actividad meteórica que presenten. Sin embargo, algo que tienen en común todas las lluvias de estrellas es que son periódicas anualmente y que todas tienen lo que se conoce como cuerpo progenitor, es decir, un objeto que las produce.

Se podría decir que la unidad básica que compone las lluvias de estrellas es la estrella fugaz o meteoro. Así que considero que lo primero que deben saber es cómo se forman estos meteoros independientemente del enjambre o lluvia de meteoros a la que pertenezcan y el THZ (Tasa Horaria Cenital) indica el máximo de meteoros por hora que nos ofrece una lluvia de estrellas en condiciones ideales de observación.

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Imagen de larga exposición de una noche de Perseidas donde se ve claramente el concepto de radiante || Créditos: O. Shvadchak (Ampliar).

¿Cómo se forma una estrella fugaz?

Para que se produzca una estrella fugaz deben existir dos cosas:

  1. Una partícula sólida situada fuera de la Tierra llamada meteoroide.
  2. Una atmósfera para que el meteoroide interaccione.

El detonante de todo viene dado por la fuerza de gravedad de nuestro planeta. Ella es quien atrae todo lo que se encuentra en las inmediaciones. A medida que aumenta el tirón gravitatorio la velocidad de la partícula va aumentando hasta que finalmente entra en la atmósfera terrestre. Esta velocidad de entrada es extremadamente alta: del orden de decenas de Km/s. Por suerte, nuestra atmósfera es lo suficientemente densa como para frenarlos.

Ese frenado se lleva a cabo mediante la fricción atmosférica, lo que provoca un calentamiento del meteoroide. Y al ser la velocidad de entrada tan alta, el calentamiento también lo es: suelen superar los 5 000º C. La combinación de la fricción y las altas temperaturas alcanzadas provoca que el meteoroide se vuelva incandescente. Esas altas temperaturas hacen que la región de la atmósfera que atraviesa se ionice, haciendo que esa región brille de un color que viene determinado por la composición del meteoroide y los componentes atmosféricos que entran en interacción. Todo ello produce el fenómeno ya definido como meteoro. Además, conforme se va adentrando en la atmósfera, el meteoroide se va desintegrando. En ocasiones también se puede llegar a apreciar una fragmentación o incluso un rastro de humo que puede durar incluso varios minutos.

El tamaño de los meteoroides

Los meteoroides pueden tener distintos tamaños. Hay una regla no escrita que dice que un meteoroide tiene un diámetro de entre 0,1 mm y 50 m. Por encima de ese tamaño estaríamos hablando de asteroides o cometas. Por debajo, de polvo cósmico. Directamente relacionado con el tamaño de un meteoroide está el brillo del meteoro, que se puede clasificar en tres grupos:

  • Bola de fuego: meteoro cuya luminosidad es superior a la de la Luna llena (magnitud < -12,6) y que es producido por un meteoroide cuyo tamaño es del orden del de una manzana o superior.
  • Bólido: meteoro con una luminosidad superior a la máxima luminosidad de Venus visto desde la Tierra (magnitud < -2,9) cuyo meteoroide puede llegar a ser del tamaño de una nuez.
  • Estrella fugaz: meteoro de una luminosidad inferior al de un bólido (magnitud > -2,9) cuyo meteoroide es del tamaño de un grano de arroz.
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Bólido atravesando la constelación de Orión || Créditos: Howard Edin (ampliar imagen)

El color de los meteoros

Además del brillo, a los meteoros los define su color. En una noche oscura es algo que puede llegar a apreciarse a simple vista, aunque en fotografía es donde mejor se aprecia. Este parámetro nos da indicios de qué elementos químicos predominan en el meteoroide. Estos son algunos ejemplos:

  • Anaranjado: Sodio.
  • Amarillento: Hierro.
  • Verdoso: Magnesio.
  • Violeta: Calcio.
  • Rojo: Nitrógeno y oxígeno.

Teniendo en cuenta que los meteoros se forman a alturas de 80-100 Km, imaginen la energía que se libera desde algo que tiene el tamaño de un grano de arroz para ver una estrella fugaz típica. La energía liberada es enorme ya que la velocidad y la temperatura alcanzadas también lo son.

¿Y el meteorito?

Únicamente en el caso de que algún fragmento del meteoroide sobreviva a la fricción atmosférica y quede depositado en la superficie de la Tierra, es cuando podemos hablar de meteorito. Como dato curioso, cada día la Tierra recibe 100 toneladas de materia extraterrestre. Sí, ¡cada día! El 99% de esta cantidad es polvo producido a raíz de la desintegración de meteoroides. El 1% restante, son fragmentos más grandes, y esporádicamente, recibimos algún meteorito de un tamaño «observable».

Así que, comprenderán que es un error tratar a las lluvias de meteoros como lluvias de meteoritos. Por desgracia, todavía es común leer o escuchar esa mala nomenclatura para definir estos eventos. De hecho, si tuviésemos una lluvia de meteoritos, mejor ponerse a cubierto…

La siguiente infografía extraía del blog «MolaSaber» resulta bastante aclaratoria para definir los conceptos de meteoroide, meteoro y meteorito:

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Infografía que diferencia entre meteoroide, meteoro y meteorito || Fuente: MolaSaber (Ampliar).

Con todo esto, ya conocen la base para comprender el mecanismo que produce una lluvia de estrellas. Lo primero que haré será explicar por qué se producen todos los años en los mismos días.

¿Por qué una lluvia de estrellas se produce periódicamente?

Como ya les he adelantado, toda lluvia de estrellas está relacionada con un cuerpo progenitor: el cometa 109P/Swift-Tuttle con las Perseidas, el asteroide (3200) Phaetón con las Gemínidas o el cometa 1P/Halley con las Oriónidas, entre otros. ¿Cómo actúan estos cuerpos para que las distintas lluvias de meteoros se produzcan en las mismas fechas año tras año?

Las órbitas de los cuerpos progenitores podemos considerarlas estables en un margen de tiempo del orden de miles de años. Estos cuerpos, en su órbita alrededor del Sol van dejando un rastro de detritos a su paso que no son otra cosa que meteoroides. Este rastro recibe el nombre de tubo meteórico y está situado a lo largo de la órbita del cometa.

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Esquema que representa el tubo meteórico del 109/Swift-Tuttle y la órbita de la Tierra || Créditos: American Meteor Society.

La órbita de la Tierra, que también podemos considerarla estable, hace que nuestro planeta orbite el Sol una vez cada año. Y en su viaje, la Tierra atraviesa varios de estos tubos meteóricos. Cuando entra en uno de ellos, comienza la actividad de un enjambre de meteoros, y al salir, esta actividad cesa. En el momento de atravesar la máxima concentración de meteoros del tubo meteórico es cuando se produce el máximo.

Y como las órbitas tanto del cuerpo progenitor como de nuestro planeta son estables, la Tierra entra, sale y atraviesa el máximo del tubo en las mismas fechas, lo que provoca que las lluvias de estrellas se produzcan todos los años en las mismas fechas.

¿Cómo se nombra una lluvia de estrellas?

Para nombrar una lluvia de estrellas hay que definir un concepto llamado «radiante». Y es que en una lluvia de estrellas, todos los meteoros de ese enjambre parecen provenir de un punto del cielo. A ese punto del que parecen surgir se le denomina radiante y es una mera cuestión de perspectiva.

Si en fechas del máximo de actividad de la lluvia el radiante se ubica en la constelación de Perseo, al enjambre de meteoros se le denominará Perseidas. Si está en Géminis, Gemínidas. También puede nombrarse un enjambre en base a una estrella en lugar de una constelación como ocurre con las Alfa Centáuridas, relacionada con la estrella α Centauri o las Delta Acuáridas, relacionada con la estrella δ Aquarii. Incluso pueden estar relacionadas con una constelación descatalogada, como es el caso de las Cuadrántidas que hace mención a la antigua constelación de Quadrans Muralis.

La explicación del radiante es que la zona de tubo meteórico que va a ser atravesada por la Tierra, casualmente está alineada con esa zona del cielo. Esto quiere decir que las estrellas fugaces que surjan de este tubo meteórico, bajo nuestra perspectiva parecen proceder de esa constelación o estrella.

En la siguiente tabla extraída de la página del IMO podrán contemplar todas las lluvias de estrellas previstas para 2024:

Lluvia de estrellas en 2024

Observar una lluvia de estrellas

Cuando observamos una lluvia de estrellas, lo más importante es abarcar la mayor parte de cielo posible y así poder ver la mayor cantidad de estrellas fugaces. Es por eso que no es recomendable usar instrumentos ópticos para observar este tipo de fenómeno astronómico.

Esto es así porque telescopios o prismáticos tienen la función de observar una pequeña región del cielo y aumentarla. Y lo que no nos interesa es reducir el campo de visión. Por eso, descartamos instrumentos ópticos.

¿Cómo ver una lluvia de estrellas?

Como siempre, si se quiere disfrutar de un buen cielo nocturno, lo mejor es alejarse de luces de ciudades. De no poder alejarse demasiado, siempre se puede jugar con el terreno para que una montaña o bosque nos tape parte de la luz que emiten las ciudades. En definitiva, cuanto más oscuro sea el cielo, mejor.

Esto es así porque cuanta más oscuridad haya en el cielo, podremos vez objetos cada vez más débiles. Y por lo tanto, en el caso de una lluvia de estrellas, cuanto más oscuro sea el cielo, más podremos llegar a ver ya que podremos apreciar también estrellas fugaces débiles que no veríamos en un cielo más iluminado.

La Luna es un factor que no podemos evitar y que nos iluminará el cielo. Eso hará que no podamos disfrutar de meteoros débiles, dependiendo de la fase de iluminación de nuestro satélite. Por eso, es de gran ayuda saber cuándo saldrá o cuándo se esconderá la Luna por el horizonte. De este modo, cuando no haya Luna en el cielo serán momentos más óptimos para poder observar una lluvia de estrellas.

Otro aspecto importante

Puede que tengamos idea de ir un rato a ver una lluvia de estrellas y volvernos al poco tiempo. Pero imaginen que se topan con una lluvia de estrellas especialmente intensa y nos apetece quedarnos. Es por eso que hay que ir preparados. Estos son algunos consejos:

  • Ropa de abrigo. Aunque sea verano, porque por las madrugadas baja la temperatura mucho. Conviene llevar siempre ropa de más, aunque finalmente no la usemos.
  • Bebida. A ser posible caliente. Un termo es un buen aliado.
  • Comida. Un bocadillo puede evitar que nos vayamos a casa si nos entra hambre tras largas horas de observación.
  • Baterías. Es importante llevar el móvil cargado.
  • Avisar. Es lo más importante de todo. Tenemos que decirle a alguien dónde vamos a estar observando. Así, en caso de algún imprevisto sabrán dónde buscarnos.

Y nada más que decir… Tan solo, ¡disfruten de las lluvias de estrellas!