Halloween… ¿Truco o trato?

Halloween está al caer. ¿Tienen miedo? En estas fechas las calles se tiñen -cada vez más- de motivos fantasmagóricos. Puede que muchos tengan cierto rechazo a esta celebración por ser relativamente nueva en España. Sin embargo, Halloween es mucho más que disfrazarse y ofrecer el «truco o trato». ¿Saben que tiene un trasfondo astronómico?

Les hablaré de equinoccios, estaciones y rituales ancestrales sin los cuales no entenderíamos Halloween tal y como lo conocemos.

El origen de Halloween está relacionado con la salida y puesta de Sol, que como habrán observado no sale y se pone por el mismo lugar del horizonte todos los días. Obviamente siempre sale por el horizonte Este y se pone por el horizonte Oeste con una ligera variación diaria que se va repitiendo año tras año. Es necesario hablar, por tanto, de solsticios, equinoccios y estaciones.

Solsticios y equinoccios

En los equinoccios el Sol sale y se pone exactamente sobre los puntos cardinales Este y Oeste, respectivamente. Por otro lado, en los solsticios el Sol sale y se pone lo más alejado de estos puntos. En el de verano hacia el Norte y en el de invierno, hacia el Sur. Precisamente, los días equinocciales tienen la misma duración de día que de noche, doce horas cada uno. En cambio, el solsticio de verano se corresponde con el día más largo y el de invierno, con el más corto. Y a partir de ahí, los días acortan o crecen, respectivamente. Esto es debido a una razón muy sencilla: el eje de la Tierra está inclinado con respecto a su plano orbital. El siguiente diagrama lo explica con claridad:

halloween

Halloween procede de la celebración celta del Samhain, esto es, un antiguo ritual que conmemoraba el día a mitad de camino entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno. No es casualidad el haberlo puesto ahí porque el ser humano siempre ha tenido curiosidad por la observación del cielo. Más cuando no había televisión, radio, internet… Y esa curiosidad les llevó a medir el tiempo en base a fenómenos celestes.

Las ocho estaciones

A diferencia de nosotros, los celtas o las sociedades sintoístas japonesas tradicionales no dividían su año en cuatro estaciones. Lo hacían en ocho. Es por esto que además de esas cuatro fechas de solsticios y equinoccios tenían otras denominadas «días cruzados». Eran días que estaban situados a mitad de camino entre el inicio de una de nuestras estaciones y el comienzo de la siguiente. Y el Samhain era el último de ellos. Samhain significa lo que su propio nombre indica en lengua celta: «fin del verano». Y además marcaba el final de la temporada de cosecha poniendo fin a una etapa y comenzando otra. Era su propia versión de la víspera de Año Nuevo. Nuestra Nochevieja.

Sin duda el Samhain era el más tenebroso de los días cruzados. Vean la situación: se acerca al invierno. Aparece la sensación de inquietud a medida que se acercaban esos oscuros y fríos meses. La rápida caída de la noche y la inminente llegada del frío creaban un ambiente místico que invitaba a lo siniestro. Las leyendas cuentan que para los celtas era una época en la que el velo entre el mundo de los vivos y el de los muertos era muy escaso. Esto permitía a los espíritus moverse fácilmente de un mundo a otro. Se hacían rituales para invitar a las almas de familiares difuntos a venir. Y como no todos los espíritus eran amistosos, también se hacían ofrendas para alejarlos.

Calculando el Samhain

Echemos cuentas. ¿Qué día marca la mitad entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno? Resulta que es el 7 de noviembre. Entonces, ¿por qué se celebra el día 31 de octubre?

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A veces el Sol también nos recuerda que es Halloween || Créditos: NASA/SDO (Ampliar imagen).

Para averiguar el porqué de esta fecha hay que definir el concepto de «precesión de los equinoccios». Esto es un movimiento circular del eje de la Tierra que se completa cada 25.776 años. Ese bamboleo nos varía la perspectiva de nuestros cielos día a día. Debido a ello, la posición de las estrellas en un día determinado a una hora determinada no coincide con la posición que tenían en el pasado ese mismo día a esa hora. Aunque, cierto es, solo es perceptible si comparamos dos cielos separados temporalmente en escala de siglos. ¿Qué ocurre entonces? Los cielos que se ven esta noche no se veían el mismo día del año hace unos cuantos siglos.

Por esta misma razón ahora las estaciones no comienzan el mismo día que, por ejemplo, hace dos milenios: se retrasan con el tiempo. Es por esto que el día intermedio entre el equinoccio de otoño y el solsticio de invierno era unos días anteriores al 7 de noviembre en tiempos de los celtas. Por lo que a lo largo de los siglos la celebración del Samhain se fue retrasando. Eso sí, siempre era en días muy próximos a lo que hoy es el 31 de octubre.

Halloween y el Samhain

Antes del siglo VI, el 13 de mayo se celebraba el día de Todos los Santos. En esta celebración se honraba a los santos difuntos, especialmente a los mártires. Sin embargo, el Papa Gregorio III lo movió al 1 de noviembre, oficializándose en el año 835 por el Papa Gregorio IV. ¿Por qué se hizo todo esto? Por el mismo motivo que San Juan se celebra el 24 de junio, solsticio de verano. O Navidad el 25 de diciembre, próximo al solsticio de invierno. El motivo era que se quiso cristianizar la fiesta pagana del Samhain.

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Ghost Nebula o la Nebulosa del Fantasma, es una formación cuyas siluetas parecen mostrar fantasmas y personas espantadas || Créditos: Oleg Bryzgalov (Ampliar imagen).

Por lo tanto, el 1 de noviembre se instauró como el día de Todos los Santos. Cuando los pueblos celtas sufrieron la conversión al cristianismo, mantuvieron sus fiestas. Eso sí, las renombraron para que se adaptaran a la religión cristiana. Samhain pasó a llamarse All Hallows’ Eve, o víspera de Todos los Santos. Y de ahí, Halloween. Así que en Halloween se seguían haciendo rituales para llamar a las almas y haciendo ofrendas para ahuyentar a los malos espíritus. La ofrenda sería el «trato», mientras que el «truco» era dar rienda suelta al malvado espíritu. Convenía, por tanto, el trato.

Los otros días cruzados

Les contaba más arriba que eran cuatro los días cruzados. Ya conocen Halloween. ¿Dónde están los otros tres? Cabe destacar que estos tres días tienen mayor trascendencia al otro lado del charco. Parece ser que equivalen al estadounidense Día de la Marmota (2 de febrero), el Primero de mayo (1 de mayo) y el Lammas (1 de agosto), una fiesta de la cosecha poco conocida.

Dense cuenta que, aunque se convirtieron en fiesta menores, a mitad de cada trimestre existen estas mini vacaciones: carnavales, el primero de mayo o la virgen de agosto.

Así que no importa lo que hagan el próximo 31 de octubre. Tan solo tienen que recordar que todo comenzó porque nuestros ancestros eran observadores del cielo y ese día marcaba para ellos el fin de un año y daba comienzo otro. Y ese cambio lo celebraban llamando a sus difuntos y ahuyentando a los malos espíritus.

Referencias

  • Binns, C. (2006). «The Astronomy of Halloween». LiveScience (Ver).
  • Gilkerson, L. (2015). «The Astronomy Behind Halloween». Experience Astronomy (Ver).
  • McClure, B. (2016). «Halloween is an astronomical holiday». EarthSky (Ver).

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