Un asteroide doble y además, helado

En septiembre del pasado año el asteroide 288P pasó «cerca» de nuestro planeta. He entrecomillado lo de «cerca» porque no está precisamente aquí al lado. Estuvo todo lo cerca que puede estar un cuerpo que orbita entre las órbitas de Marte y Júpiter. En un momento dado, su trayectoria elíptica lo puso en un punto donde los científicos aprovecharon para observarlo con el telescopio espacial Hubble (NASA/ESA). Las imágenes obtenidas del asteroide mostraron algo inusual: no se trata de un solo objeto, sino de dos. Ambos son de un tamaño similar orbitándose entre ellos a una distancia de unos 100 kilómetros.

Además de ofrecer datos para calcular las masas de los  dos componentes del asteroide, el sistema reveló cierta actividad en este curioso sistema binario. «Detectamos fuertes indicios de hielo de agua sublimando debido al aumento de temperatura al acercarse al sol, algo similar a lo que sucede en los cometas», explica Jessica Agarwal, investigadora del Max Planck Institute for Solar System Research y autora principal del artículo que expone la investigación (Agarwal et al, 2017).

La importancia de los asteroides helados

Resulta crucial entender el origen y la evolución de estos asteroides del cinturón principal que muestran cierta actividad cometaria ya que nos ayudarán a comprender la formación y evolución del sistema solar. Estos cuerpos podrían tener la respuesta a una pregunta de extrema relevancia: ¿Cómo llegó el agua a la Tierra? Todo apunta a que no llegó a lomos de cometas -como se pensaba hace unos años- sino a través de asteroides helados como (65) Cybele (Licandro et al, 2011). Es por esto que 288P se presenta como un sistema extremadamente importante (Continue leyendo después de la imagen).

asteroide 288P

Conjunto de imágenes obtenidas con el telescopio espacial Hubble (NASA/ESA) que revela los dos componentes del asteroide 288P orbitando entre sí. Se aprecia además un halo brillante de material, llamado un coma, y ​​una larga cola de polvo, revelando cierta actividad. Créditos: NASA, ESA, J. Agarwal (Ampliar imagen).

Tras analizar parámetros como la separación de los dos componentes, el tamaño de cada uno de ellos o la actividad de sublimación, el equipo llegó a la conclusión de que 288P ha existido como un sistema binario tan solo desde hace unos 5.000 años. Según Agarwal «el escenario de formación más probable de 288P es una ruptura debido a la rápida rotación. Tras esto, los dos fragmentos podrían haberse alejado debido a la sublimación». Y además, Agawal también explica la presencia de hielo explicando que «el hielo superficial no puede sobrevivir en el cinturón de asteroides para la edad del Sistema Solar, pero puede ser protegido durante miles de millones de años por un manto de polvo refractario», añade.

Un asteroide diferente. ¿Casualidad?

El hecho de que 288P sea tan diferente de todos los otros asteroides binarios conocidos, los científicos se han llegado a plantear de que el hecho que reúna estas características sean una coincidencia. Porque, no olviden, encontrar 288P fue un golpe de suerte por lo que es probable que siga siendo el único ejemplo de su tipo durante mucho tiempo. Así que el trabajo tanto teórico como experimental irá ofreciendo respuestas, y puede que una de las conclusiones a las que se llegue pueda llegar a confirmar el origen del agua en nuestro planeta.

Referencias

  • Agarwal, J. et al (2017). «A binary main belt comet». Nature 549, 357-359. DOI: 10.1038/nature23892 (Ver).
  • Licandro, J. et al (2011). «(65) Cybele: detection of small silicate grains, water-ice, and organics». Astronomy & Astrophysics 525 A34. DOI: 10.1051/0004-6361/201015339 (Ver).
  • Hubble discovers a unique type of object in the Solar System (Ver).

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