Viajando al oeste en busca del Sol

Hace un año hubo eclipse de Sol. ¿Lo recordáis? El 20 de marzo de 2015 era viernes, así que Rosana y yo nos pedimos libre el jueves y el para irnos a Galicia ya que era el lugar donde mejor se iba a ver. La previsión meteorológica no era especialmente buena, pero queríamos hacer todo lo posible por ver el eclipse.

Salimos el miércoles por la tarde rumbo al noroeste. Estaba nublado pero confiábamos que en Galicia estuviera más despejado, aunque sinceramente, sabíamos que estaba complicado. Hicimos noche en Morales del Rey (Zamora), el pueblo de Rosana, donde cogimos varios vidrios de soldador para poder ver el eclipse a simple vista. También llevaba un filtro de polímero acoplado al teleobjetivo de la cámara para poder fotografiarlo.

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Inicio del eclipse. Créditos: Antonio Pérez Verde.

A última hora de la tarde del día 19 llegamos a Barreiros (Lugo) y el dueño del hotel nos dijo que la previsión meteorológica no era buena para el día siguiente. Él también estaba interesado en observarlo. Estábamos en el lugar donde mejor se vería el eclipse, habíamos hecho lo que pudimos. Ahora, dependíamos de la meteorología.

La mañana del 20 madrugamos. Nos levantamos sobre las 6:00 para ver cómo estaba el cielo y así decidir si nos desplazábamos o no. Pero el cielo no dejó dudas: totalmente nublado. Miramos el mapa del tiempo y vimos que hacia el oeste estaría más despejado. Tras desayunar, a las 7:00 más o menos nos pusimos rumbo al oeste. El eclipse comenzaba a las 9:00 de la mañana aproximadamente y estaba bastante nublado. Teníamos dos horas para buscar un cielo sin nubes.

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El eclipse en proceso. Créditos: A. Pérez Verde.

En nuestro viaje al oeste veíamos claros, pero eran instantáneos. Necesitábamos más cielo despejado. Hacíamos intentos de parar en algún sitio para ver si despejaba pero no. La hora de comienzo del eclipse se acercaba y teníamos que buscar un sitio. A las 8:45 aproximadamente llegamos a Bergondo (A Coruña). Aparcamos en coche al lado de un bar y todavía nos dio tiempo a tomarnos un café. Elegimos el sitio más que nada por necesidad. Había nubes que no dejaban ver el Sol. En el bar monté la cámara y el filtro.

Faltaban dos minutos para el comienzo del eclipse. Me asomé a la calle desde las ventanas del bar y, ¡sorpresa! ¡El suelo estaba iluminado, así que al menos la zona del Sol estaba despejada! Y aunque de vez en cuando cruzaba alguna pequeña nube, logré sacar unas 300 fotos en las dos horas y cuarto que duró el eclipse. Así que finalmente logramos el objetivo de ver y fotografiar el eclipse de Sol.

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Máximo del eclipse. Créditos: A. Pérez Verde.

Por cierto, esa noche el dueño del hotel me confirmó que allí no se vio nada porque había estado totalmente cubierto. Hicimos bien en viajar al oeste para buscar el Sol.

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